sábado, 16 de maio de 2009

crónica realista

En la esquina de la Rua do Ouvidor con la Rua do Carmo, hay aquel hombre que veo todos los días. En verdad, es un mendigo, quizás el más sucio que he visto en mi vida. No tiene más que cuarenta años; su pelo y su barba son largos y negros y están siempre enredados y casi no se pueden ver los hilos de tán pegajosos que son.

En frente del restaurante Bon Profit hay unos bancos verdes para sentarse. Mi mendigo pasa la mayor parte del día acostado en los bancos y creo que hay uno que le gusta más. Siempre que lo veo está fumando un cigarillo y en la otra mano sujeta otro apagado. Lo que me llama la atención es que tiene siempre una sonrisa en la cara, no tán corriente en la cara de las personas que caminan por allí. Además, parece relajado todo el tiempo, como si no tuviese que preocuparse por nada, aparte de los próximos cigarillos que fumará al largo del día.

Um comentário:

Unknown disse...

não sei hablar espanhol não mas esse dingão sujo tb vejo todos os dias e a única coisa que me ocorre é: como ele pode ser tão sorridente sendo tão sujo...freud deve explicar!